1. Mantente centrado en tus esquís
En general, tu peso debe distribuirse de manera uniforme a lo largo de tus pies, para mantener presión hacia abajo a lo largo de toda la longitud de los esquís.
Las fijaciones generalmente están un poco alejadas del centro del esquí, por lo que necesitas inclinarte hacia adelante para llevar tu peso hasta la mitad del esquí, apoyandote con tus espinillas sobre la parte frontal de las botas. Esta posición te permite transmitir tus movimientos al esquí mucho mejor.
Las botas también están diseñadas de tal manera que tienen una inclinación hacia delante para forzar a los tobillos a doblarse. La idea es sentir tus espinillas apoyadas en la parte interior acolchada de la lengüeta. La sensación es como si te estuvieras apoyando en algo sólido con tus espinillas.

Si tu peso está demasiado atrás, las puntas de los esquís no ejercerán presión sobre la nieve, lo que resultará en un inicio tardio y lento de los giros con la consecuente pérdida de control.
2. Manten una posición intermedia relajada
Manten las tres articulaciones principales de la mitad inferior de tu cuerpo semi flexionadas, eso significa que tobillos, rodillas y caderas se encuentran en una posición intermedia. Los músculos que sostienen estas articulaciones deben estar semi relajados, no demasiado tensos ni demasiado débiles. Esto te dará una postura más adaptable, haciendo que te sea más fácil mantener el equilibrio.
Debes pensar que estas tres articulaciones son tus suspensiones, cuanto mejor funcionen, más fácil será para ti absorber todas las vibraciones y baches para evitar que afecten a tu equilibrio.
Mantener esta posición semi flexionada y semi relajada es agotador, por lo que es importante preparar los músculos antes del invierno con algunos ejercicios específicos. Cuanto más tiempo puedas mantener esta posición, más tiempo podras esquiar con control y a tu máximo nivel.

La gente tiende a pensar que las rodillas son la articulación más importante, pero el secreto reside en los tobillos. Lo más difícil para todos los esquiadores es conseguir mantenerlos semi-relajados. Estos son la articulacion más cercanas a los esquís, ahí es donde empezamos a sentir todas las sensaciones que el contacto entre esquís y nieve transmite a nuestro cuerpo, y a donde va a parar todas las acciones y ordenes que queremos transmitir a los esquís. Los esquiadores tienden a tensarlos con la esperanza de tener más control sobre su movimiento, pero demasiadas tensiones musculares significa perder nuestra primera línea de suspensión, también reduce nuestra sensibilidad y nuestra capacidad para regular la presión sobre los esquís y la nieve.
3. Iguala la distribución del peso entre tus pies.
La forma en que tu peso se distribuye entre tus dos esquís determina cuánto influirá cada esquí en tu movimiento.
La distribución de peso lateral (más peso en un esquí u otro) te saca de la línea de máxima pendiente y lleva tus esquís hacia un lado de esta (esto combinado con otras acciones hace que tus esquís giren).
El esquí con más peso controlará tu movimiento más que el otro, ya que está presionando más sobre la nieve y ejerce más fricción y agarre. Cuanto más peso sobre un esquí, más rápido girará.
El problema es que los esquiadores tienden a poner demasiado peso en el esquí exterior, el que se encuentra en el exterior del semicírculo dibujado por nuestros esquís en un giro, como si el peso fuera el único factor que hace girar los esquís. Eso significa que nuestro esquí externo tiene un exceso de presión (todo nuestro peso, la inercia y la fuerza de centrifuga), lo que hace que sea más difícil sostener el agarre con el canto en pendientes más pronunciadas, nieves más duras o altas velocidades.

¿Alguna vez has sentido que estás esquiando bien y con control en pista azules y rojas fáciles, pero cuando el terreno comienza a empinarse o la nieve se vuelve más dura, comienzas a sufrir demasiado, derrapas mucho y tienes la sensación de perder control.
La gente tiende a culpar a los cantos, acusandolos de no estar lo suficientemente afilados. Es obvio que tener los esquís en buenas condiciones te ayudará, pero compartir el trabajo y la presión entre los dos esquís durante el giro te ayudará aún más (intenta conseguir una distribución enter un 70/30 a un 60/40 como una medida aproximada).

Comienca a usar más tu esquí interno y te convertirás en un mejor esquiador, te sentirás mucho más seguro, con mayor control y logrando que tus giros sean mas redondeados y fluidos.